26 de agosto de 2010

SAN PABLO, EL C.E.O DE CRISTO

Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Junto a San Pablo tengamos celo apasionado por la salvación de las almas.

Eficaz. Creativo. Humilde. Sacrificado. Bondadoso. Inteligente. Sabe trabajar en equipo: delega, escucha, anima y exige. Tiene celo. Es un líder.

Estas son algunas de las cualidades que empresas y marcas prestigiosas a nivel mundial buscan condensadas en una persona. En lenguaje empresarial esta figura la denotan como CEO: chief executive officer. Un CEO tiene la responsabilidad de conservar y potencializar al máximo la empresa a él encomendada. De él depende, en gran medida, el éxito de la compañía y los miles de trabajadores que con su esfuerzo la hacen grande. Un error suyo puede ser desastroso para las entidades y personas que dependen de él.


San Pablo, en sentido análogo, era el CEO de Cristo. No carecía de las cualidades arriba mencionadas y poseía en gran medida, una a la que no se le da tanta importancia, y que unida a su gran carácter apasionado, le daba una personalidad arrolladora y una fuerza enorme para cumplir su difícil misión. Se trata del celo apostólico.

El celo es sinónimo de laboriosidad, diligencia y eficacia. Se contrapone a la pereza, a la cobardía y al desánimo.

Dicen los expertos en mercadotecnia que el éxito de un buen vendedor de productos estriba en el conocimiento del objeto. Cuanto más se conoce la cosa, más se ama, más se estima. Y una vez conocido se difunde con pasión, con celo.

El secreto del éxito del apóstol de las gentes está aquí. “Todo lo tengo por basura, con tal de ganar a Cristo” (Flp 3,8). Este era su único amor, su única ilusión y su único motor. Tanto es así, que gracias a su grandioso esfuerzo y a la gracia de Cristo que lo sostenía, esta gran “empresa”, que es
la Iglesia, se sostiene y camina con paso firme después de 2000 mil años.

Desde que san Pablo escuchó la voz de Dios que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch 26,14) se entregó con un celo apasionado a la extensión del Reino de Cristo en el mundo. No escatimó esfuerzos y los problemas no lo abatieron. Seguramente hacía eco de aquellas palabras del salmo 69: “Me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan”.

Las dificultades fueron la constante de su vida, pero la fuerza del amor de Cristo fue el motor de su celo apostólico. Nada lo detenía. Es bien conocido el pasaje de (2Co 11,24-27), donde San Pablo habla de sus pruebas, azotes, naufragios y fatigas. Pero si pensamos bien, se requiere mucho valor para sufrir todo esto y seguir predicando un mensaje que para muchos estaba condenado al fracaso.

Gracias a su celo muchos hombres de su tiempo pudieron conocer el tesoro del cristianismo. Esta certeza no nos puede hacer olvidar que el futuro del cristianismo depende de Dios en primer lugar y, por lo que toca a nosotros, los “San Pablos” de hoy, del testimonio con el que vivamos y transmitamos nuestra fe.
“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rm 8,31). Anunciemos a Cristo con nuestro carisma Paulino, con coraje, con pasión, con celo apasionado por la salvación de las almas. Tenemos la mejor garantía de nuestra vida:
Cristo. “¿Quién nos hará temblar?”.


14 de agosto de 2010

1º JORNADA RECREATIVA DE LAS COMUNIDADES DE LIBERTADOR GRAL SAN MARTÍN

El día 31 de julio compartimos junto a las comunidades del interior una jornada recreativa organizada por FENIX, Juventud de Amor, Getsemaní, ABC, La Barca y Lázaro.
La misma inicio a hs.9:00, con animación, dinámicas de presentación, luego desayunamos, y compartimos una charla sobre "La Vida comunitaria en el Movimiento".
Después tuvimos la gracia de vivir juntos la Santa Eucaristía, presidida por el Padre Daniel Baca.
Rogamos a Dios, que podamos seguir compartiendo juntos nuestro carisma Paulino, pedaleando en comunidad! Un abrazo en Cristo, y que el Espíritu Santo derrame su gracia sobre ustedes!