El 25 de marzo, nueve meses antes de su nacimiento, recordamos la concepción de Jesucristo en el purísimo seno de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Por eso en esta fecha la Iglesia celebra el día del niño por nacer.
Es una clara confesión de que la vida humana comienza en el momento mismo de la concepción y que, desde entonces, como "alguien único e irrepetible, eternamente amado por Dios", nos enseñara el Papa Juan Pablo II, el nuevo ser goza de todos los derechos que corresponden al hombre, el primero de cuales es el derecho a la vida.
Es por eso que la Iglesia rechaza tan contundentemente al aborto, como contrario al plan de Dios y, más allá del plano religioso, el mismo sentido común lo considera un crimen contra la humanidad y se opone a toda política que pretenda incluirlo en la ley, cualquiera sea el eufemismo que lo encubra.
El aborto voluntario siempre es un crimen. Y un crimen ejercido contra el más indefenso de los seres.
Pero también, impedir que el ser concebido anide, o manipular embriones como si no fueran seres humanos, llegando a descartarlos y destruirlos, es adherir a una metodología aberrante y antihumana.
El 25 de marzo nos llama a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a tomar conciencia de esta problemática y a no rehuir el compromiso por defender la vida y denunciar la violencia que amenaza a los seres más frágiles y desprotegidos de la familia humana como son los niños por nacer.
En Argentina además mediante el decreto 1406/98 se declaró también el día del Niño por Nacer, en una clara postura de la Argentina por defender el derecho a la vida del niño desde su concepción.
La Argentina fue el primer país del mundo en declarar el Día del Niño por Nacer. Por decreto número 1406/98, del 7 de diciembre de 1998, se expresó la conveniencia de fijar el 25 de marzo de cada año para celebrar este acontecimiento.
Siendo la vida el mayor de los derechos del hombre, tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible. Sin vida, no hay derechos humanos; sin ellos, no hay libertad.
El derecho de la vida no es una cuestión de ideología ni de religión, sino una consecuencia lógica de la naturaleza humana.
Desde ciertos sectores y organizaciones, se viene promoviendo la interrupción del embarazo como modo de fortalecer los derechos de la mujer. Así, se promueve y proclama el aborto legal, seguro y gratuito.
En los considerandos del decreto se recordaba que la calidad de persona, como ente susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones, deviene de una prescripción constitucional. Para nuestra Constitución y nuestra legislación civil y penal, la vida comienza en el momento de producirse la concepción. Por ello, hablar de aborto legal es alzarse contra toda nuestra legislación.
El aborto seguro, es decir que las madres maten a sus hijos en forma segura para ellas, pero cruel y despiadada para quienes no se pueden defender, eliminaría -dicen- "la tragedia del aborto inseguro", para dar lugar a la tragedia de la muerte del hijo por la propia madre.
Hablar de aborto seguro es ignorar que no existe ninguna intervención quirúrgica que conlleve riesgos y que el mal llamado "aborto seguro" en las mal llamadas clínicas abortistas en los países que han legalizado este homicidio han producido ya miles de muertes de mujeres de toda edad.
No existe el aborto gratuito. El aborto es un gran negocio para industrias, clínicas y "profesionales". Para la mujer, el abortar no es gratuito: produce complicaciones, daños y múltiples consecuencias.
Elevar los derechos de la mujer por sobre los derechos del niño e, incluso, sin siquiera acordarse de los derechos del padre, es conculcar la construcción de los derechos humanos, que protege siempre al más débil. Hablar de derechos que significan hacer que se extinga una vida es un contrasentido.
Una sociedad que no cuide los derechos de los más indefensos no es una sociedad justa.
La protección de los derechos de la persona por nacer es una tarea que debemos hacer entre todos, desde dejarle el asiento a una señora embarazada, como nos enseñaron nuestros padres, hasta movilizarnos una vez al año por los derechos y la libertad de los niños.
En este año mediante argumentos sociales y políticos se desea despenalizar el aborto, quitando la figura de crimen en casos excepcionales, cuando el niño por nacer es una persona sin ninguna excepción.
Roguemos a la Virgen María, Madre de Jesús, que interceda por todos nosotros a fin de que Dios nos alcance profunda comprensión de estas verdades elementales y valor suficiente para defenderlas en nuestra sociedad.
Fuentes:
http://www.cea.org.ar/06-voz/mensajesobispos/Rosario.htm
http://www.notivida.com.ar/legnacional/Decreto%201406-98,%20Dia%20del%20Nino%20por%20Nacer.html