(Yo, Pablo) me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a
¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber adónde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado. (1Corintios 9,22-27)
Reflexión: Pablo se hizo “todo para todos” en el anuncio del Evangelio, y, como un experto atleta, se somete a incontables sacrificios para alcanzar la meta.
Consigna: Que nuestra vida sea coherente con la palabra que predicamos, enfrentando con perseverancia las incomodidades que esto conlleva, y, a pesar, de los escasos éxitos...
21 de septiembre de 2010
"PABLO" ATLETA DEL EVANGELIO DE CRISTO
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