9 de junio de 2011

JOVENES ANIMADORES DE LA ESPERANZA



Uno de los rasgos que caracteriza el ministerio de Jesús, es el encuentro personal con cada uno. Mira a los ojos, sabe acoger y suele decir: “Animo, ten Fe, no tengas miedo…”después responde de obra o de palabra a los que cada persona necesita, sembrando la Esperanza con su enseñanza o con sus gestos.

Eso es lo que hoy necesitamos en el mundo: jóvenes, varones y mujeres, que realicen los gestos de Jesús y digan sus palabras para transformarse en verdaderos animadores de la Esperanza.

Jesucristo, nuestra Esperanza, es muy concreto: si le piden pan no habla de las nubes y, cuando da de comer, recuerda también que no solo de pan vive el hombre. De esa manera une en su ministerio lo que el hombre tiende a separar: une lo espiritual y lo material, lo racional y lo sentimental, lo psicológico y lo corporal.

Ustedes entonces, para ser como Jesús en nuestro tiempo, necesitan mirar con sus ojos la convivencia familiar de cada uno y contribuir a animar la esperanza de sus padres, sus abuelos, sus hermanos. Es necesario que miren con los ojos de Jesús la vida social y política del país y que, con la fuerza del Espíritu Santo, inventen, gestos esperanzadores, pequeñas realizaciones que contribuyan a mejorar la calidad de nuestra vida. Es necesario que miren la creación entera con los ojos de Jesús y se transformen en promotores de la ecología, respetando con amor lo que hay en cada creatura.

Es muy fácil ser promotores del desaliento: basta con señalar problemas y defectos. Es muy fácil ser profetas del mal agüero: basta convivir criticando a los demás. Es muy fácil cortar las alas a alguien que quiere volar: es cosa de humillarlo, infundirle temores y hacerle sentir sus propias inseguridades. ¿Y qué ganamos? De eso precisamente es lo que estamos cansados y agobiados.

El evangelio, en cambio, nos propone una aventura fascinante: ser discípulos e imitadores de nuestro Señor Jesucristo que creativamente va sembrado el bien a su paso. Insisto: creativamente. No solo hay que hacer el bien sino que hay que invertir en ello lo mejor de nuestro ingenio. Y de nuestra simpatía. Eso es lo que llena una vida y muchas vidas. Se transforma en una aventura interminable.

Han pensado por ejemplo ¿Cómo hacer que el Sermón de la Montaña se haga concreto y vigente en nuestra sociedad? Ahí les dejo una tarea.

PARA REFLEXIONAR

1- ¿Qué cualidades debe tener un joven sembrador de esperanza?

2- ¿Qué puedes ofrecer para animar a tu familia en la esperanza?

3- ¿Qué puedes ofrecer para animar a tu provincia en su esperanza?

SUGERENCIA

Haz un proyecto de vida para ti y púlelo con alguien que te pueda ayudar a crecer como testigo de la esperanza

Cardenal Carlos Oviedo C.

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