No somos una casta, ni una tribu, ni una comunidad aparte. Somos Iglesia, somos de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Por tanto lo que vamos a vivir en la celebración de Corpus Christi no es diferente a los demás cristianos. Pero dentro de nosotros debe ser algo especial, importante, porque así lo pide San Pablo “Con Cristo estoy crucificado. Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mi”(Gal 2,19-20).
Cuando comemos su cuerpo y bebemos su sangre nos cristificamos, nos vamos haciendo a El, así como el alimento se hace musculo en nosotros, nosotros nos hacemos en Cristo cuando participamos en la eucaristía.
Nuestro lema de siempre es “Vivir en gracia si es vivir”. Y esta vida que nos proponemos es para siempre y en todo momento. Nos solo en los tiempos fuertes de: retiros espirituales, motivadores, convivencias o cuando estamos dentro de las reuniones de grupo. Esta vivencia de la gracia de Dios es en todo momento y en todo lugar, “predicar el evangelio a tiempo y a destiempo”. Después de vivir los tiempos más importantes de la Iglesia como la Navidad, la Pascua y Pentecostés, Corpus Christi sella lo que es “vivir en gracia”.
Palestritas nos encontremos todos en la eucaristía de Corpus Christi y digamos “al que encontremos en el camino, le gritaremos con entusiasmo, vivir en gracia si es vivir Oh Bella chao”.
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